martes, 24 de marzo de 2009

CULTIVO TRANSGENICOS


El cultivo transgénico es el cultivo de plantas que portan uno o más genes incorporados establemente en su genoma (que no están presentes de forma natural) y que se transmite de generación en generación.


La seguridad de los cultivos transgénicos, no sólo no está comprobada científicamente, sino que existen pruebas de daños ambientales y para la salud. Los cultivos transgénicos, deben ser estudiados cuidadosamente antes de jugar con la salud.


PLANTAS COMO FABRICAS FARMACEUTICAS


Los planes ambiciosos de manipular genéticamente (cultivos transgénicos) ciertas plantas para utilizarlas como fábricas farmacéuticas para la producción de productos químicos y fármacos es una perspectiva tremendamente inquietante. Los animales que se alimentan de forraje, los pájaros que comen semillas y los insectos del suelo estarán expuestos por primera vez a una variedad de drogas, vacunas, enzimas industriales, plásticos y cientos de otras sustancias extrañas manipuladas genéticamente, con consecuencias imprevisibles. Y ellos mismos se convertirán en portadores de cientos de OMGs, que acabarán llegando al ser humano, último eslabón de la cadena trófica, probablemente ya no en su forma original sino después de haber sufrido mutaciones y recombinaciones genéticas (cultivos transgénicos), sin posibilidad, por tanto, de poder ser reconocidos.


LOS TRANSGENICOS


Grupo Semillas
Un transgénico, es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes mediante técnicas de
ingeniería genética, que consisten en aislar segmentos del ADN de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal), para
introducirlos en el material hereditario de otro. Por ejemplo, existe un maíz transgénico que lleva genes de una bacteria
que le permiten producir una sustancia insecticida. La diferencia fundamental con las técnicas tradicionales de
mejoramiento genético, es que los transgénicos romper las barreras entre especies para crear seres vivos que no
existían en la naturaleza. Para el año 2006 se sembró en el mundo 90 millones de hectáreas con cultivos transgénicos;
la mayoría de ellos en no mas de seis países, liderado por Estados Unidos, Argentina, Brasil, y Canada, China e India.
Actualmente, a escala comercial, se cultiva principalmente maíz, soja y algodón transgénicos; y estos sólo tienen dos
propiedades: 1. cultivos Bt, que producen una sustancia tóxica para control de algunas plagas, y 2. cultivos que son
tolerantes a herbicidas. Estos transgénicos son de propiedad de grandes compañías biotecnológicas como Monsanto,
Syngenta, Dupont, Pioneer Hi-bred, Bayer y Dow, que controlan el mercado de las semillas, de los agroquímicos y de los
productos farmacéuticos. Más del 90% de los cultivos transgénicos en el mundo son controlados y monopolizados por
Monsanto. Las semillas de mayor venta en el mundo, son tolerantes al herbicida glifosato, pero estas semillas sólo son el
instrumento para aumentar las ventas del herbicida de Monsanto, el control de la agricultura y de la producción de
alimentos. Estas semillas y tecnologías son protegidas y controladas por las empresas a través de patentes, que les da
el derecho exclusivo de cobrar por su uso y comercialización. Son falsos los argumentos que los cultivos transgénicos
son más productivos y que son una solución para el hambre; existen varios estudios en Estados Unidos y Europa que
muestran que en muchos casos estos cultivos son menos productivos que los convencionales. Buena parte de los
alimentos que ingerimos contienen derivados de soja y de maíz, en gran medida importados de países que producen a
gran escala cultivos transgénicos. Estos productos entran en nuestras dietas sin control alguno y sin nuestro
consentimiento, puesto que los países productores y la industria no aceptan segregar y etiquetar los productos
transgénicos, violando el derecho fundamental que tenemos los ciudadanos de decidir libremente lo que producimos y
consumimos. Las semillas “Terminador” de Monsanto: estas son plantas manipuladas genéticamente
para que produzcan semillas estériles, con el fin de impedir que los agricultores vuelvan a sembrar las semillas que
cosecharon y tengan luego de cada cosecha que comprarle las semillas a Monsanto.





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